El
rico patrimonio cultural de la península de Baja California ha sido forjada por
su geografía y ecosistemas únicos, por su historia de aislamiento y
migración y por gente tan curtida y tenaz como la tierra misma. Para la vasta
mayoría de la historia humana en la península, las poblaciones nativas
han adaptado sus estilos de vida al clima árido y a sus hábitats costeros,
desérticos y montañosos a través de ciclos anuales de cacería,
recolección y pesca. Como otros grupos forrajeros, continuamente estaban
organizados en bandas de familia extensa sumamente móviles. Su cultura material
era lo suficientemente simple como para empacarla en una red de carga de fibra de agave
y moverla conforme llegaba la temporada propicia para los diferentes recursos---pitahaya,
bellota, mariscos de concha y venado por nombrar algunos. Los primeros registros
describen una diversidad de culturas con diferentes lenguas, tradición oral,
creencias religiosas, formas de vestir, ornamentos personales, dieta y costumbres.
Esta
forma de vida cambiaria drásticamente con la conquista española de las
Californias, la cual empezó hace más de 450 años, conforme los
nativos tuvieron que adaptarse a la presencia de los misioneros jesuitas, franciscanos y
dominicos, y a los militares y colonos españoles. Los indígenas
respondieron a estos cambios de varias formas, algunos de ellos buscaron refugio en
áreas remotas donde continuaron su estilo de vida de cazadores-recolectores,
algunos se mezclaron con las nuevas poblaciones, otros incluyeron a la ganadería
y la agricultura en sus estrategias de adaptaci&aocute;n.
Las influencias de esta herencia e historia en común han moldeado a la cultura de
los cuatro grupos indígenas bajacalifornianos sobrevivientes. Aproximadamente mil
indígenas de Baja California viven en ocho comunidades del norte de la
península: los kumiai en Juntas de Nejí, San José de la Zorra, San
Antonio Nécua y La Huerta; los paipai en Santa Catarina y San Isidoro; los
cucapá en El Mayor Cucapá y los kiliwa en el Ejido Tribu Kiliwas. Todos
estos grupos forman parte de la familia de lenguas y culturas cercanamente relacionadas
conocida como yumana, la cual comprende a otros grupos del sur de California y Arizona.
Hoy en día el panorama cultural de la península de Baja California incluye
a:
- los indígenas kumiai, paipai, cucapá y kiliwa, descendientes de los
grupos indígenas yumanos;
- los Rancheros o Californios, descendientes de los primeros colonos españoles
y de sus vecinos indígenas, quienes viven en ranchos aislados y asentamientos
rurales;
- los grupos indígenas originarios de otras partes de México, entre los
que se encuentran a los yaqui, mayo, mixteco, zapoteco, triqui, náhuatl y otros
grupos que han migrado a la península principalmente durante el siglo pasado;
- los descendientes de colonos españoles, vascos, franceses, italianos, rusos,
alemanes, ingleses, chinos y estadounidenses entre otros, cuyos apellidos
todavía se pueden encontrar en los sitios mas apartados de la península;
los mestizos mexicanos de otras ciudades y zonas rurales del interior de México;
- la población urbana de las ciudades de la península;
- los poblados pesqueros;
- las comunidades transfronterizas (viven en México y trabajan en los Estados
Unidos); y
- el norteño bajacaliforniano, un híbrido de varias de las
categorías previas.
Los estudios de antropología social en Baja California se han enfocado
principalmente en la primera de estas categorías: la población
indígena nativa. Debido a la trágica extinción de los grupos
indígenas del centro y sur de la
península, solo se pueden encontrar testimonios escritos sobre esos grupos en los
documentos pre-etnográficos de los misioneros jesuitas, franciscanos y dominicos
asi como en los escritos de exploradores europeos y expediciones militares (ver Historia).
Los reportes etnográficos y etnológicos sobre los grupos yumanos empezaron
en el siglo XX con los trabajos de Peveril Meigs III, William Hohenthal, William Kelly,
Frederic Noble Hicks, Roger C. Owen, Ralph Michelsen, Anita Álvarez Williams, Mauricio
Mixco, Julia Bendímez, Don Laylander, Michael Wilken-Robertson, Everardo
Garduño, Mario Alberto Magaña Mancillas, Jesús Ángel Ochoa Zazueta,
y Paul Campbell.
© 2002 Michael Wilken-Robertson
(Traducido por Moisés Santos Mena)
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